jueves, 30 de julio de 2009

Y en esa bocanada de aire, en ese segundo ínfimo, lo pudiste sentir. La avaricia de ese ser a pocos metros tuyo, la belleza de ese rostro simple, la delicadeza de ese raso desabotonándose, la amargura de ese sueño frustrado, la impotencia de ese ser encerrado, la alegría de vivir, la utopía del soñar, el fantasma de la soledad, la barbarie de la sociedad, la amalgama perfecta: sabiduría junto con experiencia., la tristeza detrás de unos ojos abstraídos del mundo, la inocencia del engaño, la verdad… a través del aire. Era hora de que devolvieras ese aire, inerte, falso, desoxigenado… era el momento de devolver ese aire, ese aire verdadero, y volver otra vez… a respirar por costumbre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario