martes, 12 de mayo de 2009

-No supiste escuchar, me dijiste.

Te respondí: -no me dijiste qué debía escuchar.

Estupefacto me miraste y dijiste: - no te entiendo.

Calmada te conteste: - dame 5 minutos de tu tiempo y te lo voy a explicar; vos dijiste muchísimas cosas, me contaste de tu vida, tus planes, me comentaste tus tristezas cuando te dolían y tus alegrías cuando te alegraban, tus vergüenzas cuando te ruborizabas, tus enojos cuando te insultaban, tus logros cuando llegabas a algo que alcanzabas, tu fastidio cuando algo se interponía entre vos y lo que deseabas. Me hablaste de sentimientos, utopías, fracasos, progresos, sueños, y amor. Me contaste acerca del amor, a cerca de lo que sentías cuando sentías amor. Me contaste a cerca de ella, que en ti la felicidad encontraba, y vos amor por ella albergabas. Me contaste de sus ojos, del brillo que emanaban, de la fuerza con la que te miraban y te traspasaban. Me hablaste de ella, y creí que era yo. Por eso te digo que no me dijiste qué escuchar, porque yo escuche todo lo que dijiste cada una de tus palabras, tus acentos, tus comas y tus puntos y aparte. Escuche todo lo que me decías sin perder ni el mas mínimo detalle. Yo creí, yo creí…

-Vos creíste lo que quisiste creer, escuchaste lo que querías escuchar, no supiste escuchar; si supiste Qué escuchar; me interrumpiste.

Te mire alejarte, cuando retrocediste y me dijiste: - Uno escucha lo que quiere escuchar, uno elige que escuchar y uno también elige que omitir, por eso te repito: No supiste escuchar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario