martes, 12 de mayo de 2009

Ella juega, juega con sus ojos. Les pone cualquier sentimiento que desee. Los humedece, los embriaga de ternura, los solidifica en odio, los traspasa con humillación, los desborda de lujuria, los aumenta de ego, los despoja de vergüenza, los angustia de tristeza, y los enferma de amor.

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